«Hay países en los que nunca se ha conocido la libertad, porque el deseo de ella que siente el hombre aparece después de otras necesidades mucho más apremiantes: luchar contra el frío, el hambre, las enfermedades, los parásitos, las agresiones animales y humanas. Pero en los países donde las necesidades elementales están satisfechas, se siente la libertad como un bien al que en ningún caso se debe renunciar: no se le puede quitar importancia, es un derecho natural y obvio, y además gratuito, como la salud y el aire que se respira.»
Terriblemente cierto.
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