«¿Es de verdad tu rostro? ¿Eres tú de verdad,
mensajero que ante mí llegas, hijo de diosa?
¿Estás vivo? O, si la luz nutricia te abandonó,
¿dónde está Héctor?» Dijo, y derramó lágrimas
y llenó todo aquel lugar con sus gemidos.
Autor: Publio Virgilio Maron (70 a.C. - 19 a.C.)
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